martes, 30 de diciembre de 2014

domingo, 21 de septiembre de 2014

Descubrir lo que llevamos dentro

Los gnósticos afirman que el propósito de la existencia es conocerse a sí mismo, averiguar quiénes somos y de qué somos capaces.

El Ser, descubriéndose y conociéndose a sí mismo, es la autognosis. El auto-conocimiento del Ser es un movimiento suprarracional que depende de él, que nada tiene que ver con el intelectualismo. 

El abismo que existe entre el Ser y el Yo es infranqueable y por esto el Espíritu se reconoce y este reconocerse es un acto autónomo para el que la razón subjetiva del mamífero intelectual resulta ineficaz, insuficiente, terriblemente pobre.

Auto-conocimiento y autognosis, implica la aniquilación del Yo como trabajo previo, urgente, impostergable.

El Yo, el Ego, está constituido por sumas y restas de elementos subjetivos, inhumanos, bestiales, que incuestionablemente tienen un principio y un fin: la muerte.

La Esencia, la Conciencia embutida, embotellada, enfrascada entre los diversos elementos que constituyen el Mí Mismo, el Ego, desafortunadamente se procesa dolorosamente en virtud de su propio condicionamiento.

Disolviendo el Yo psicológico, la Esencia, la Conciencia despierta, se ilumina, se libera, entonces deviene como secuencia o corolario, el auto-conocimiento, la autognosis.

La única revelación que podemos alcanzar, la revelación legítima, tiene sus basamentos irrefutables, irrebatibles, en la autognosis. 

La revelación gnóstica es siempre inmediata, directa, intuitiva; excluye radicalmente las operaciones intelectuales de tipo subjetivo; nada tiene que ver con la experiencia y ensamble de datos fundamentalmente sensoriales.

La inteligencia  si bien es cierto que puede servir de basamento a la intelección iluminada, se niega rotundamente a caer en el vano intelectualismo. 

En nombre de la Verdad declaro solemnemente que el Ser es la única real existencia, ante cuya transparencia inefable y terriblemente divina, eso que llamamos Yo, Ego, Mí Mismo, Sí Mismo, es meramente tinieblas exteriores, llanto y crujir de dientes. 

Conocerse a sí mismo es haber logrado la identificación con el propio Ser Divinal.

Ostensiblemente, esta develación extraordinaria nos invita a morir en sí mismo (eliminación de nuestra psiquis subjetiva), a Fin de que el Ser se manifieste en nosotros.


Por lo contrario, alejarse del Ser, continuar como Ego dentro de la herejía de la separatividad, significa condenarse a la involución sumergida de los Mundos Infiernos (Infradimensiones). Esta reflexión evidente nos conduce al tema de la libre elección gnóstica. Incuestionablemente el gnóstico serio es un elegido a posteriori. La gnóstica experiencia permite saberse y auto realizarse íntegramente; entiéndase por autorrealización el armonioso desarrollo de todas las infinitas posibilidades humanas.