El Ser,
descubriéndose y conociéndose a sí mismo, es la autognosis. El auto-conocimiento del Ser es un movimiento
suprarracional que depende de él, que nada tiene que ver con el
intelectualismo.
El abismo que existe entre el Ser y el Yo es infranqueable y
por esto el Espíritu se reconoce y este reconocerse es un acto
autónomo para el que la razón subjetiva del mamífero intelectual resulta
ineficaz, insuficiente, terriblemente pobre.
Auto-conocimiento y autognosis,
implica la aniquilación del Yo como trabajo previo, urgente, impostergable.
El Yo, el Ego, está constituido por sumas y restas de
elementos subjetivos, inhumanos, bestiales, que incuestionablemente tienen un
principio y un fin: la muerte.
La Esencia, la Conciencia embutida, embotellada,
enfrascada entre los diversos elementos que constituyen el Mí Mismo, el Ego,
desafortunadamente se procesa dolorosamente en virtud de su propio
condicionamiento.
Disolviendo el Yo psicológico, la Esencia, la Conciencia despierta, se ilumina, se libera, entonces deviene como secuencia o corolario, el auto-conocimiento, la autognosis.
Disolviendo el Yo psicológico, la Esencia, la Conciencia despierta, se ilumina, se libera, entonces deviene como secuencia o corolario, el auto-conocimiento, la autognosis.
La única revelación que podemos alcanzar, la revelación legítima, tiene sus
basamentos irrefutables, irrebatibles, en la autognosis.
La revelación gnóstica
es siempre inmediata, directa, intuitiva; excluye radicalmente las operaciones
intelectuales de tipo subjetivo; nada tiene que ver con la experiencia y
ensamble de datos fundamentalmente sensoriales.
La inteligencia si bien es cierto que puede servir de basamento a la
intelección iluminada, se niega rotundamente a caer en el vano intelectualismo.
En nombre de la Verdad declaro solemnemente que el Ser es la
única real existencia, ante cuya transparencia inefable y terriblemente divina,
eso que llamamos Yo, Ego, Mí Mismo, Sí Mismo, es meramente tinieblas
exteriores, llanto y crujir de dientes.
Conocerse a sí mismo es haber logrado la
identificación con el propio Ser Divinal.
Ostensiblemente, esta develación extraordinaria nos invita a
morir en sí mismo (eliminación de nuestra psiquis subjetiva), a Fin de que el
Ser se manifieste en nosotros.
Por lo contrario, alejarse del Ser, continuar como Ego dentro de la herejía de la separatividad, significa condenarse a la involución sumergida de los Mundos Infiernos (Infradimensiones). Esta reflexión evidente nos conduce al tema de la libre elección gnóstica. Incuestionablemente el gnóstico serio es un elegido a posteriori. La gnóstica experiencia permite saberse y auto realizarse íntegramente; entiéndase por autorrealización el armonioso desarrollo de todas las infinitas posibilidades humanas.
Por lo contrario, alejarse del Ser, continuar como Ego dentro de la herejía de la separatividad, significa condenarse a la involución sumergida de los Mundos Infiernos (Infradimensiones). Esta reflexión evidente nos conduce al tema de la libre elección gnóstica. Incuestionablemente el gnóstico serio es un elegido a posteriori. La gnóstica experiencia permite saberse y auto realizarse íntegramente; entiéndase por autorrealización el armonioso desarrollo de todas las infinitas posibilidades humanas.